Sudamérica en bicicleta: un viaje interior: 34, CIENAGUILLAS

Luego de dos días sin pedalear, nos pusimos en marcha rumbo a Oruro. Salimos tarde, por algunas compras que tuvimos que hacer y a la vez para que calentara un poco el sol, pues a las 9 de la mañana hacia 1 grado de temperatura.

Finalmente emprendimos la etapa con la mala suerte que apenas salir, José pinchó su rueda trasera. Seguimos esta parte de la ruta que es en bajada, pero pronto se presentaron las cuestas y como agregado se desató una verdadera tormenta de viento que hizo que el esfuerzo se multiplicara y que empezásemos a buscar pronto un lugar para dar fin a la etapa.

A 45 km, en un pueblo llamado Cienaguillas, paramos a buscar alojamiento. Nada, el pueblo es chico y parece estar todo ocupado. Por suerte, preguntando nos dieron el dato que podríamos quedarnos en un salón de una antigua escuela en desuso, pero quien tenía las llaves era el Sr. Hernán, el corregidor. Pero la suerte parecía esquiva pues el corregidor no se encontraba en el pueblo. Seguimos insistiendo y entramos en el restaurante de la Sra. Clotilde, quien nos dio el dato de otra persona que podría tener las llaves. La encontramos, pero no tenía tales llaves, pero nos aseguró que el corregidor llegaría antes de las 18:30. Decidimos esperar y para ello nos ubicamos en el restaurante de Clotilde y mientras estábamos allí, José empezó a sentirse mal del estómago y el tiempo de espera se tornó angustiaste. Por suerte apareció el Sr. Héctor y con él la aceptación de permitirnos el uso de un aula de la antigua escuela, que a esa altura nos pareció un hotel de lujo. Además la Sra. Clotilde nos proporcionó tres mantas que nos vinieron de maravilla pues la noche se presentó muy fría.