Efectivamente, a las 7 ya andaba en vueltas para partir. No llovía.
Antes de llegar al puente, ya tuve la primera sorpresa grata. Unas chicas que me adelantaron en auto, se detuvieron y me pararon para interesarse por mi aventura.
Les comenté en pocas palabras mi historia y se sorprendieron. Les pedí hacerles una foto y gentilmente accedieron. Mi desearon suerte, se pusieron a las órdenes y nos despedimos.
Aún antes de ingresar al puente, otro chico, argentino, se ofreció a escoltarme para cruzar el puente sin riesgos porque no hay banquina y los camiones son peligrosos. Acepté.
La otra sorpresa al entrar en suelo argentino fue la perfección de la ruta 14 y el viento favorable. De esa manera, al mediodía ya había recorrido 70 km y me detuve en una parada a almorzar. Empezó a llover y no paró más. Allí me quedé hasta las 6 de la tarde cuando un Sr argentino se ofreció a llevarme en su camioneta hasta Gobernsdor Virasoro, distante sólo 12 km. No quedaba alternativa. Subí.
Ya en Virasoro, busqué el cuartel de bomberos y pedí quedarme, circunstancia que fue posible gracias al jefe, don Santos. Agradecido.
Bueno menos mal encontras gente amable, que están dispuesta a ayudar, todavía queda gente de buen corazón en el mundo. Suerte
ResponderEliminar