El camino, como decía fue duro, tanto por la baja temperatura, el viento cruzado, las duras cuestas (zona de molinos) y la propia distancia: 87 km. Pero iba mentalizado y la superé con mucha entereza.
Llegado a destino, mi primera preocupación fue conseguir dónde quedarme.
En la comisaría, el sargento Peralta fue muy amable y me permitió armar la carpa en la trasera del terreno. Más tarde, cuando nos enteramos que llovería esa noche, me sugirió que me trasladara a un camión que estaba enfrente. Así lo hice y por primera vez, mi dormitorio fue un camión Mercedes Benz!
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