viernes, 11 de septiembre de 2015

2 NUEVA HELVECIA

Pajas Blancas dejó un imborrable recuerdo para mí. El hogar que nos tocó compartir es un paraíso. El lugar y el entorno de la casa lo hacen privilegiado y nuestros anfitriones le dan el toque especial para una perfecta convivencia. 
La casa está situada en un lugar muy tranquilo, sobre un amplio terreno con huerta, muchos árboles y flores. El grito de los teru-teros anuncia nuestra llegada a un hogar que siempre tiene las puertas abiertas. Nos recibe Gabriela con su franca y amplia sonrisa y nos trata como a hermanos. Sus hijos, Fernanda y Gianluca, amorosos. Un hogar donde siempre suena la música que alimenta el alma y allí todo es buena onda y armonía. 

Mis compañeros de viaje decidieron quedarse a disfrutar un día más de este maravilloso hogar, y yo partí hacia Nueva Helvecia donde me esperaba otro Warmshower. La etapa prometía ser dura pues el mapa marcaba 120 km. Fue mucho más dura aún, pues un viento pertinaz azotó desde el suroeste y una componente del viento casi frontal, fuerte y helado me castigó durante todo el camino. El viaje duró 8 horas y 12 minutos (sobre la bicicleta), lo que lo hace uno de los más largos y sufridos de mis pedaleos. 
Por el camino me crucé con una cicloturista austríaca, Astrid Fischer, con la que mantuve un breve diálogo pues hablaba poco el español. 
Supe que ha hecho muchos viajes y que estaba recorriendo Uruguay.
Más adelante, casi llegando a Ecilda Paullier, me detuve en un puesto a la vera de la ruta a comprar un poco de queso. Y una linda sorpresa me dio la señora que atendía, pues llenó una bolsa de frutas y me las regaló. Actos como éste, dan otro sentido a nuestra aventura. 
Finalmente llegué a la casa de mi nuevo anfitrión, Nicolás Celio, y luego de una breve espera me recibió y estuvimos charlando hasta pasada la medianoche. 
Agotado pero contento, acabé esta nueva etapa. 

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