Con un hermoso amanecer en el río Aguaray comenzamos el cuarto día de aventura. Con renovados bríos fuimos adelantando y dejando atrás la ciudad de Santa Rosa. La carretera con largas cuestas se empezó a dejar sentir, pero una vez más el viento frontal y el calor nos harían dudar de seguir adelante cuando aún nos quedaban más de 60 km por cubrir. Pero siempre se puede esperar un cambio. Esta vez cuando transitábamos por una zona desolada de la ruta y con sed, vimos una casa y nos acercamos a pedir agua. Inmediatamente nos hicieron sentar y nos convidaron con agua bien fría y tereré, luego llenamos las botellas con más agua helada y seguimos con otro ímpetu. Muchas fueron las cuestas y el viento azotó con fuerza, pero no nos rendimos. Almorzamos sobre el puente que cruza el río Ypané y que marca el límite entre los departamentos de San Pedro y Amambay
Cuando pasábamos por el pueblo de Azote'y, sufrí la primera pinchadura en mi rueda delantera. Reparamos y seguimos hasta llegar a destino, la ciudad de Yby Ya'ú a 108 km de nuestra partida. Unas cuadras antes de entrar a la ciudad, un coterráneo (Julio de León), que viajaba en auto, me detuvo para enterarse de nuestra aventura. Me dijo que conocía bien la ciudad y nos llevaría a un hotel económico para que descansáramos bien y seguros. Así fue.
Cuando pasábamos por el pueblo de Azote'y, sufrí la primera pinchadura en mi rueda delantera. Reparamos y seguimos hasta llegar a destino, la ciudad de Yby Ya'ú a 108 km de nuestra partida. Unas cuadras antes de entrar a la ciudad, un coterráneo (Julio de León), que viajaba en auto, me detuvo para enterarse de nuestra aventura. Me dijo que conocía bien la ciudad y nos llevaría a un hotel económico para que descansáramos bien y seguros. Así fue.
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