jueves, 4 de febrero de 2016

22 MBACHIÓ

105 km marcaba el mojón que media la distancia hasta Asunción, cuando partí desde San José. 
Sospechaba que la geografía iba a ser más rigurosa, pues transitaría por un departamento que se llama Cordillera. 
Así fui progresando en el camino y pronto entré en las zonas aledañas a Asunción que es como si fuera la capital misma, pues es todo poblado a ambos lados de la ruta. 
En unos de los semáforos que cortan la ruta para dar acceso a avenidas o caminos importantes, tuve una grata sorpresa.
Cuando paré debido a la luz roja, a mi izquierda se detuvo una furgoneta Kangoo. Fue entonces cuando el conductor me saludó y preguntó si era uruguayo (algo evidente debido a la bandera que siempre llevo en mi menillar).
Contesté con el pulgar hacia arriba y acto seguido este señor (Rafael) me preguntó si tenía donde almorzar; pregunta que me tomó por sorpresa y a la cual contesté que no. Entonces me indicó que le siguiera hasta su casa, que me invitaba a comer. Sin titubear, le seguí por espacio de unas pocas cuadras y arribamos a su casa. Rafael Pineda, es un paraguayo que como muchos de sus compatriotas, expresan gran admiración por los uruguayos y más si son ciclistas. Me invitó a su casa y me presentó a su familia. Me permitió ducharme y lavar mi ropa. Me sentó a su mesa y me invitó a comer como si de un familiar se tratara. Luego sus hijos me prepararon una habitación con aire acondicionado y dormí con una sonrisa de agradecimiento a esta increíble familia y por esta gran bienvenida. Cosas lindas que pasan en el camino!
Ya bien descansado y agradecido, emprendo el último tramo de la etapa; 18 km por la ciudad hasta llegar al barrio Mbachió, donde me esperaba Mario García Siani, para darme la bienvenida en su casa; preparando unos ricos tallarines, con esa generosidad que lo caracteriza. 

21 SAN JOSÉ DE LOS ARROYOS

Nuevamente madrugué para pedalear en las horas de menos calor. 
La ruta sigue siendo buena y sin dificultades. El paisaje es variado con abundante vegetación y salpicado por numerosos pueblos y caseríos que hacen más entretenido el viaje. 
Pasé por Caaguazú, Coronel Oviedo y otros pueblos y me detuve en San José de los Arroyos. 
Hice otra etapa larga, de 116 km, pero sabía que ya me quedaría una distancia accesible para llegar a la capital al siguiente día. 
En San José encontré gente amable, como el dueño del súper que me facilito la contraseña de wifi para que pudiera conectarme o el agente de policía que me permitió que me bañara en la comisaría. El mismo agente me aconsejó como el mejor lugar para armar la carpa, la plaza principal del pueblo!
Pues en un rincón con césped de la plaza armé mi carpa y aunque me sentí como una atracción de feria, pude pernoctar tranquilamente en ese pueblo amable. 
Por supuesto que antes de acostarme estuve hablando con varias personas que estaban por allí y de los comercios a los que fui. Todos ellos muy amables y con un marcado respeto y admiración hacia los uruguayos en general y a los ciclistas en particular, por tratarse de una rareza para ellos. 

20 J. E. ESTIGARRIBIA (Campo 9)

Lo dicho, el camino es mi destino y en esta ocasión el camino me lleva a Paraguay. 
Decidí dar una vuelta por Paraguay para visitar unos saltos y conocer mejor la geografía paraguaya y a su gente. 
Ya había entrado hace unos días cuando Ricardo, mi anfitrión en Foz, me invitó a mi y a otros dos ciclistas que estaban en la casa donde yo estaba, a visitar el Salto Monday,
apenas cruzando la frontera. Así lo hicimos; muy bueno por cierto, y ese día también visitamos el marco de las tres fronteras desde el territorio paraguayo.
Como decía, decidido a visitar suelo paraguayo, salí temprano para aprovechar el fresco de la mañana. A las 6 de la mañana, aún no amanecía y yo pedaleando rumbo a la frontera. Pasé por Ciudad del Este y ya bien entrado a Paraguay, vi que mi computadora marcaba 30 km de recorrido y aún no eran las 7:00. Me di cuenta entonces que  en Paraguay el horario era diferente y en realidad había partido a las 5 de la mañana. Mejor así porque aproveche bien el día y con ayuda de una buena ruta, sin demasiadas ondulaciones y sin viento, logré hacer 126 km hasta un pueblo que se llama Mariscal Estigarribia, pero que todo el mundo conoce como Campo 9. 
Allí busqué lugar para armar mi carpa; cosa que hice en un cantero al borde de la ruta, y di por cerrada la etapa cuando aún no eran las 4 de la tarde.