Sudamérica en bicicleta: un viaje interior: 10, Campamento CERRITO

Nos quedaban aún 36 km de dura ruta hasta Perugorría, pero los encaramos con optimismo. Cuando ya estábamos a 200 metros de pisar el asfalto y terminar con la tortura, pfffffffffff....pinchazo de mi rueda trasera.

Pie a tierra y a reparar. La sorpresa viene cuando al colocar la cámara auxiliar descubrimos que estaba rota y la cubierta a punto de cortarse. Con la cámara rota, José improvisó un refuerzo para la cubierta y continuamos, aunque con temor a romperla del todo, pues en el día de ayer ya habíamos perdido la cubierta de repuesto (mezcla de descuido y ajetreo por los pozos). Igual así alcanzamos y pasamos el fatídico pueblo, no sin antes reaprovisionarnos. Ya en el pavimento de la ruta 24 hicimos unos cuantos kilómetros con viento a favor y luego giramos por la ruta 12, que nos puso a prueba con viento de cara y una nueva pinchadura. Esta vez le pasó a José, por causa de una espina de la vegetación de la banquina recién cortado y esparcido sobre la ruta. Ya bastante cansados y viendo que no llegaríamos a ningún pueblo cercano, acampamos debajo de un viejo puente de hierro a orillas de un pintoresco río, el Batel, en el paraje Cerrito. Recorrimos 90 km, pero el lugar de acampada recompensó el esfuerzo. Agua clara para bañarse, arena, un lindo puente, atardecer fantástico y luna llena de postre.